Ñato, el Carpincho Correntino: Un Ejemplo de los Efectos del Mascotismo en la Fauna Silvestre
En Corrientes, un pequeño carpincho llamado Ñato fue encontrado por una familia cuando tenía menos de un año. Adoptado y criado en su hogar, Ñato recibió una dieta inadecuada, basada en galletitas, pan y otros hidratos de carbono, alejándose de la alimentación natural de su especie, que se basa principalmente en vegetales. A medida que crecía, los comportamientos propios de su especie comenzaron a emerger: con una masa muscular potente, dientes afilados y extremidades fuertes, Ñato empezó a causar destrozos en el hogar, haciendo insostenible la convivencia.
Cuando Ñato cumplió un año, la familia tomó una decisión responsable y lo trasladó al Bioparque Temaikén, donde comenzó su proceso de rehabilitación en el Centro de Recuperación de Especies Temaikén (CRET). Sin embargo, su adaptación no fue fácil. Acostumbrado a una dieta inapropiada, rechazaba los vegetales y tuvo que aprender a alimentarse adecuadamente. Hoy, Ñato vive en un entorno diseñado para simular su hábitat natural, junto a peces y un yacaré, pero su contacto prolongado con humanos afectó su capacidad para interactuar con otros carpinchos, lo que hizo imposible su reintegración al medio silvestre.
Ñato es solo un ejemplo de los graves efectos del mascotismo en animales silvestres. Cada año, miles de especies son extraídas de su hábitat y mantenidas como mascotas, lo que afecta su bienestar físico y emocional, además de comprometer la biodiversidad.
Con el objetivo de crear conciencia sobre este problema, la Fundación Temaikén, el Instituto Jane Goodall Argentina y WCS Argentina lanzaron la campaña “No Soy Mascota”, que busca educar sobre las consecuencias del mascotismo y el comercio ilegal de fauna.
Es fundamental tomar decisiones responsables:
- No comprar animales silvestres.
- Denunciar la venta ilegal de fauna.
- Evitar promover contenido que incentive el comercio de animales silvestres.
La historia de Ñato nos recuerda que, aunque nuestras intenciones puedan ser buenas, mantener animales silvestres como mascotas puede generar más daño que beneficio. Proteger la biodiversidad comienza con el respeto por las especies en su entorno natural.
