En los últimos días, se reportaron dos alarmantes casos de gatos montés (Leopardus geoffroyi) atropellados en la Ruta Nacional Nº 127 y sus alrededores, generando preocupación por la creciente amenaza a esta especie. El primer incidente ocurrió el 17 de febrero en Curuzú Cuatiá, Corrientes, cerca del puente conocido como el Guayabal, a unos 15 km de San Jaime de la Frontera. Un felino fue hallado sin vida, aparentemente atropellado por un vehículo. El segundo caso se registró entre el viernes y el sábado en un camino vecinal de Colonia Tunas, en Entre Ríos, donde también se encontró a un gato montés muerto en circunstancias similares.
Ambos sucesos están relacionados con los recientes incendios forestales que devastaron vastas áreas del sur de Corrientes, destruyendo el hábitat natural de muchas especies, incluyendo al gato montés. La pérdida de refugio y recursos ha obligado a estos felinos a desplazarse hacia zonas urbanas y rutas transitadas, exponiéndolos a un mayor riesgo de accidentes.
El gato montés, de pelaje que varía entre gris y marrón, es un depredador nocturno que se alimenta de pequeños roedores, insectos y aves. Su tamaño es aproximadamente el doble del de un gato doméstico, y es conocido por sus características orejas negras. Este felino solitario se encuentra en peligro debido a la destrucción de su entorno natural, lo que hace más urgente la protección de sus hábitats y la toma de medidas para reducir los riesgos en las rutas.
