Este viernes, trabajadores del Vaticano comenzaron a instalar una chimenea en la parte superior de la Capilla Sixtina, un paso clave en los preparativos para el próximo cónclave de la Iglesia Católica. Este proceso forma parte de una tradición milenaria que marca el comienzo de la elección del nuevo papa, que se llevará a cabo el 7 de mayo.
La chimenea de la Capilla Sixtina juega un papel crucial durante el cónclave: es por donde se emite el humo que indica el resultado de la elección. Si el cónclave ha elegido a un nuevo papa, el humo blanco es visible, señalando que el proceso ha tenido éxito. En cambio, si aún no se ha llegado a un acuerdo, el humo negro será el que se verá. Esta tradición sigue siendo una de las ceremonias más esperadas por los fieles de todo el mundo.
Este cónclave será especialmente significativo, ya que se lleva a cabo casi tres semanas después de la muerte del papa Francisco, cuyo legado ha marcado un punto de inflexión en la historia reciente de la Iglesia. Durante su papado, Francisco dejó una huella importante con su gestión austera, su cercanía con las comunidades marginadas y su enfoque en una Iglesia más actual.
La despedida del papa Francisco fue un evento solemne, con miles de personas que se acercaron a la plaza de San Pedro para rendirle homenaje. Su velorio y el entierro estuvieron marcados por una profunda emoción colectiva, reflejando el impacto que su papado tuvo en el mundo entero.