La vida de Néstor Fabián “Cachete” Acosta, arquero de Lamadrid, está marcada por un sacrificio constante y una pasión inquebrantable por el fútbol. Con 31 años, Acosta ha demostrado ser un verdadero ejemplo de esfuerzo, no solo por su dedicación en el campo, sino también por su capacidad para mantener cuatro trabajos distintos para llegar a fin de mes. Aunque defiende el arco en la Primera C del fútbol argentino, su día no termina ahí. Además, Acosta se dedica a entrenar arqueros en Argentinos Juniors, un club de Vicente López y en un country de Costa Salguero.
La realidad de los futbolistas del Ascenso es dura, y sus palabras conmovieron al fútbol argentino cuando, tras la eliminación de su equipo en la Copa Argentina en febrero, expresó con humildad: “No vivimos de esto, lo hacemos por pasión. Tenemos un sueldo, pero es imposible vivir de esto”. A lo largo de su carrera, Acosta ha tenido que balancear su vida como jugador y entrenador, empezando su día a las 8 de la mañana y trabajando hasta las 22 horas.
El arquero, oriundo de Formosa, comenzó a jugar al fútbol a los 5 años en su ciudad natal, y a los 13 años se mudó a Buenos Aires para jugar en la pensión de Argentinos Juniors. Su carrera en el Ascenso comenzó en 2012 con San Miguel, y su viaje por diferentes equipos lo ha llevado a lograr ascensos y vivir momentos inolvidables, como la histórica victoria ante Banfield en la Copa Argentina en 2018.
A pesar de las dificultades económicas y laborales, Néstor Acosta nunca ha dejado de perseguir su sueño de vivir del fútbol. “Elijo hacer esto porque amo el fútbol”, concluye. Un claro ejemplo de cómo la pasión y el sacrificio pueden superar cualquier obstáculo en el camino hacia el éxito.