En medio de la creciente preocupación por las reservas del Banco Central y el futuro del régimen cambiario de Argentina, la llegada de dólares a través de la cosecha de soja y las exportaciones de energía se vuelven fundamentales para aportar divisas y reducir la incertidumbre entre los inversores y analistas. La Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CEPH) destacó que en el primer bimestre de 2025, la balanza comercial energética registró un superávit de US$1321 millones, un 35% más que en el mismo período de 2024. Se estima que al finalizar el año, el superávit energético podría alcanzar los US$7500 millones.
Sin embargo, la situación internacional generada por Donald Trump, al imponer un arancel global del 10% sobre todos los productos que ingresan a Estados Unidos, plantea interrogantes sobre el aporte de dólares por parte de la balanza energética argentina. A pesar de que Vaca Muerta representa una parte clave de la producción de petróleo y gas, con inversiones extranjeras que superan los US$4500 millones, cualquier reducción en las exportaciones energéticas podría agravar la situación económica.
La posible recesión global también representa una amenaza para las exportaciones energéticas. A pesar de que el petróleo no está directamente afectado por los aranceles, una desaceleración económica en Estados Unidos podría reducir la demanda de energía, lo que impactaría negativamente en los ingresos por exportación de petróleo argentino. Además, el reciente descenso en el precio del petróleo a niveles de US$66 podría dificultar la rentabilidad de proyectos en Vaca Muerta, especialmente si el precio se mantiene bajo durante un largo período. La competitividad de los costos en Vaca Muerta es clave, pero la fluctuación de los precios internacionales sigue siendo un factor determinante.
