El Gobierno nacional ha decidido ceder una porción significativa de su recaudación fiscal, equivalente a cerca de la mitad del superávit financiero proyectado para 2024, debido a la baja de derechos de exportación a productos agropecuarios. La medida, que será oficializada con un decreto el próximo lunes, busca aliviar la carga impositiva sobre el sector agroindustrial, que atraviesa un contexto económico complicado.
Según fuentes oficiales, la baja de las retenciones tendrá un costo fiscal de aproximadamente 800 millones de dólares, lo que representa un 0,13% del Producto Bruto Interno (PBI) del país. Este recorte se dio a conocer semanas antes de una reunión crucial entre el ministro de Economía, Luis Caputo, y la Mesa de Enlace agropecuaria, que había planteado la necesidad urgente de reducir las retenciones para mejorar la competitividad de los productos argentinos en los mercados internacionales.
El Gobierno, además, redobla la presión sobre los gobernadores e intendentes para que implementen sus propios recortes en la carga tributaria. Caputo, en su anuncio, destacó que la baja de retenciones contribuirá a una mejora en la recaudación de impuestos coparticipables, lo que aumentará las transferencias a las provincias. Esta medida refleja un esfuerzo por equilibrar las finanzas nacionales y, al mismo tiempo, aliviar la presión sobre el sector agropecuario, que ha sido gravemente afectado por la caída de los precios internacionales de productos clave como la soja.
En paralelo, el Ejecutivo está negociando con el Fondo Monetario Internacional y sigue buscando alternativas para aumentar la recaudación, lo que podría permitir una reducción aún mayor de impuestos en el futuro. Sin embargo, el Gobierno asegura que no se comprometerá más de lo que la situación fiscal permita.
