El Vaticano está atravesado por una fuerte división interna entre cardenales progresistas, moderados y conservadores, en un clima de creciente tensión por la futura elección del sucesor del papa Francisco. Dentro de este pequeño pero influyente Estado en el corazón de Roma, las disputas y maniobras políticas son tan intensas como en cualquier proceso electoral del mundo.
La Santa Sede también tiene su mecanismo de sucesión, y el próximo cónclave será clave para definir el rumbo que tomará la Iglesia Católica tras el liderazgo de Jorge Bergoglio, quien ha marcado un estilo reformista en los últimos años. Durante su papado, Francisco amplió y diversificó el colegio cardenalicio, incorporando voces de distintas regiones y sectores menos representados.
Sin embargo, su impronta no tiene asegurada la continuidad. Algunos analistas advierten sobre una posible reacción conservadora, especialmente desde las iglesias más nuevas, que suelen apegarse con fuerza a las tradiciones.
Entre los posibles candidatos a ocupar el trono de Pedro destacan figuras como:
-
Matteo Zuppi, de Italia, cercano a los sectores más vulnerables.
-
Luis Antonio Tagle, filipino, con un enfoque pastoral humanista.
-
Pietro Parolin, diplomático influyente en la Curia.
-
Raymond Burke y Willem Eijk, con posturas conservadoras.
-
Peter Turkson, africano con fuerte compromiso social.
-
Peter Erdo, con perfil dialoguista dentro del ala tradicional.
Solo los cardenales menores de 80 años podrán votar, y será necesario alcanzar una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo pontífice.