La Cancillería Argentina condenó enérgicamente la detención de un empleado de la Embajada argentina en Caracas, calificándola como “arbitraria e injustificada” y denunciando que constituye una “violación flagrante de las normas internacionales”. Este hecho se produce en el contexto de una escalada de tensiones entre Argentina y Venezuela. La situación se agravó cuando la Organización de Estados Americanos (OEA) reportó que un francotirador chavista rodeaba la Embajada, mientras que la cartera de Seguridad de Argentina informó sobre el secuestro de un gendarme argentino, Agustín Nahuel Gallo, cuando ingresaba al país el pasado viernes para visitar a su familia.
El gobierno argentino expresó que este incidente no es un hecho aislado, sino parte de una serie de hostigamientos e intimidaciones contra los empleados y asilados de la misión diplomática. Según las autoridades, la presencia de francotiradores frente a la sede y la ocupación ilegal de viviendas cercanas configuran un cerco que busca generar presión y miedo dentro de la Embajada.
La Cancillería exigió la liberación inmediata del empleado detenido y reiteró la solicitud al gobierno de Nicolás Maduro para que entregue los salvoconductos necesarios para las personas asiladas en la sede diplomática. La denuncia se conoció horas después de que se confirmara el secuestro de Gallo, quien se encuentra incomunicado, según su familia. A partir de este hecho, se abrieron vías de negociación a través de Brasil y Colombia, ya que Argentina no mantiene relaciones directas con Venezuela.