El panorama económico en Argentina ha dado un giro notablemente optimista, impulsado por el incremento del crédito en dólares para empresas, proyectos de inversión y un repunte en los precios de los activos nacionales. A medida que el gobierno se acerca a su primer aniversario de gestión, los mercados financieros y las expectativas empresariales muestran un marcado optimismo, generando la visión de un 2025 con fuerte recuperación económica.
Uno de los indicadores de este cambio es la disminución del riesgo país, que se redujo a la mitad en menos de seis meses, ubicándose en menos de 750 puntos básicos. Según el Gobierno, la meta es alcanzar un nivel inferior a 500 puntos, lo que permitiría recuperar el financiamiento en los mercados internacionales. Este escenario positivo también se refleja en el Índice de Confianza en el Gobierno de la Universidad Di Tella, que aumentó un 90% en comparación al año pasado.
Las inversiones no se han quedado atrás. El Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI) ha atraído proyectos por casi USD 8.000 millones, concentrados principalmente en sectores estratégicos como energía y minería. A su vez, se planifica un esquema específico para pymes, orientado a reducir cargas impositivas y fomentar su crecimiento.
El crédito juega un rol central en este contexto. Las líneas en pesos han crecido significativamente, superando en un 50% la inflación acumulada. Además, los depósitos bancarios en dólares aumentaron más de USD 15.000 millones, fortaleciendo la capacidad prestable de las entidades financieras.
La estabilidad macroeconómica proyectada para 2025 se basa en un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) superior al 5%, respaldado por una buena cosecha y un aumento en las exportaciones de sectores clave. A mediano plazo, algunos expertos incluso plantean que Argentina podría aspirar a ser considerada un “investment grade”, posicionándola entre los destinos preferidos de los grandes fondos internacionales.