Cuando Javier salió por última vez de la puerta de su escuela secundaria en Goya, no sabía exactamente lo que le esperaba. Con miedos e incertidumbre sobre qué elegir para su futuro, enfrentó el desafío que muchos jóvenes viven al terminar la secundaria: tomar decisiones que impactarían toda su vida.
Desde el principio, Javier tenía presente un factor importante: la economía y el esfuerzo de su familia. Consciente de que sería el primero en su familia en estudiar en la vecina provincia del Chaco, sabía que no sería un camino fácil. La distancia, el alquiler, los libros y las fotocopias representaban desafíos económicos. Sin embargo, había algo claro en su interior: quería crecer, soñaba en grande y anhelaba comprender cómo funcionaba una fábrica por dentro.
Años después, esa determinación lo llevó a realizar prácticas profesionales en una de las fábricas más importantes del NEA: Cervecería y Maltería Quilmes. Con mucho esfuerzo, Javier logró aplicar lo aprendido en su carrera de Ingeniería Electromecánica de la UTN en la planta de Corrientes.
El camino no fue fácil, pero la historia de Javier refleja la de muchos jóvenes del interior que buscan oportunidades laborales y crecimiento profesional. El esfuerzo, la persistencia y las oportunidades, como la de Quilmes, son esenciales para el desarrollo económico y social del NEA. Para Javier, este trabajo significó no solo un aprendizaje técnico, sino también una visión global sobre el proceso de producción, de lo que solo había leído en los libros. “Aquí aprendes de verdad”, nos cuenta, valorando la formación práctica que le permitió enfrentarse a desafíos reales dentro de la industria.
Hoy, Javier es un ejemplo de superación y de cómo una empresa comprometida con el talento joven puede hacer una gran diferencia en la vida de un estudiante del interior.
